miércoles, 23 de septiembre de 2015

Consejos de Amigos






Quien tiene un amigo tiene un Tesoro, y yo, tengo la cueva de Alí Babá completa ;)



¿Qué pasa? ¿Le has cogido miedo a escalar?


-Bueno tal vez un poco, me han metido algo de miedo para que no vaya tan a lo loco.


Pues meter miedo no es la solución, la solución es la instrucción, el aprendizaje viene de la mano con la experiencia que iras adquiriendo, miedo no, pero realmente todo el mundo tiene aunque diga que no, sencillamente hay que ir reduciendo el miedo hasta que no te bloquee el cuerpo ni la mente. El miedo es lo que más tarde controlas en la escalada, primero cogerás fuerza rápido, y después la resistencia, más tarde llega la calidad en la técnica, y ese conjunto te hace sentir más seguro haciendo que el miedo se esconda, aunque nunca se va del todo. 


Pero cuando dejas de escalar, el miedo es lo que antes vuelve, al tiempo que la resistencia va bajando, y por último pierdes fuerza, aunque conserves una buena base, igual que la técnica, que es lo que más conservarás al dejarlo, se queda latente y cuando vuelves a trepar ves que aún sigue ahí, tenue, pero con progresos rápidos, guardada en tu memoria. De ahí el dicho de que algo es como montar en bici. 

Por mucho tiempo que la hayas abandonado, nunca será como al principio, pronto cojeras la práctica.

Si te gusta algo de lo que te digo, antes de publicarlos, primero créetelo, y ponle tu toque, pero sobre todo no prestes atención al miedo, un obstáculo para todo, infundido desde chicos, nosotros nacemos sin miedo, por eso los niños no lo tienen y aprenden todo mejor, el miedo va apareciendo en nuestras vidas, la sociedad, familia, en la propia educación viene el miedo infundado como un troyano escondido en un vídeo, no te das cuenta, y después resulta que el miedo forma parte natural de tu vida, enjaulándote como a un pájaro, cuando éste está hecho para volar y ser libre.


Hay que identificarlo, y no combatirlo, porque lleva al fracaso por la obsesión de que cuando te das cuenta de que lo tienes, intentas por todos los medios deshacerte de él, a la fuerza...nooo!! sino que se debe de ir olvidando de que existe, no hacerle caso, no dejar que sea el protagonista, ignorarlo. Entonces se irá haciendo cada vez más débil, más pequeño. Llevarás las riendas de tu vida, y ese gran obstáculo que es el miedo, desistirá, y será entonces cuando seas libre y dueño absoluto de ti mismo.

Gracias a Gabriel por este consejo tan valioso.

martes, 22 de septiembre de 2015

Escalada responsable, limpiar tu mente del pasado.


Limpiar tu mente del pasado y de los sutiles hábitos del engaño ayuda a tener una mirada nueva para recopilar información útil que te ayude a escalar. Vamos a centrarnos en recopilar esa información.

La habilidad de los escaladores para resolver problemas presenta una gran variedad de defectos. Muchas veces reaccionamos de forma excesiva ante un obstáculo inesperado antes de estar seguros de lo que implica ese obstáculo. Tendemos a desear que la situación fuera diferente, en vez de concentrarnos en qué podemos hacer dadas las circunstancias.

Para ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD de asumir un riesgo, tenemos que saber qué estamos asumiendo. En la escalada estamos con demasiada frecuencia bajo el dominio del miedo fantasma, un miedo vago y molesto de origen desconocido. Puede que semejante miedo no tenga una base real. O al contrario, puede que el miedo indique un peligro real. En cualquier caso, el miedo tiene un valor protector LIMITADO, a no ser que podamos identificar el peligro específico que lo está provocando.

Normalmente, el miedo fantasma es simplemente un miedo general ante lo desconocido, al mundo exterior a nuestra zona de confort.

El miedo fantasma hace que afrontar un riesgo conlleve un esfuerzo. Esto es beneficioso hasta un punto, porque sin esa resistencia a afrontar riesgos, podríamos estar escalando octavos sin cuerda y matándonos. Sin afrontar riesgos, en cualquier caso, nunca podremos aprender nada, ni ampliar nuestra zona de confort y progresar. Para afrontar los riesgos adecuados, y hacerlo bien, tenemos que debilitar el MIEDO FANTASMA.

Por su propia naturaleza, el miedo fantasma no se puede analizar directamente. Es un fantasma. Aparece cuando tu información sobre un peligro es demasiado vaga, y crece cuando te fijas en él. Puedes disminuir el miedo fantasma mejorando tu comprensión del riesgo y describiendo la situación de forma objetiva. Mirar la situación de forma positiva y analizando todos los beneficios de la misma.

Muchos utilizamos un esquema de justificación para excusarnos a nosotros mismos ante la severidad de nuestras creencias. Una persona corriente es bastante creativa con las pequeñas justificaciones que llega a inventar para convencerse a sí misma de que sus acciones están dentro de los límites de su ideología. Pero si nos confrontamos de forma rigurosa con nuestras palabras y acciones, sabemos que estamos mintiendo. Hace falta una honestidad escrupulosa para darse cuenta de esto. Para limpiar todo el sistema, hay que eliminar las pequeñas mentiras de nuestra vida diaria.

Si dejas de mentirte a ti mismo te dejarás de mentir acerca de tu escalada, de por qué no estiras, o de por qué dejaste que tu compañero fuera de primero en tu lugar. Pasas a aceptar la realidad, y la realidad es una maestra más eficaz que la ilusión.

Engañarte a ti mismo es igual que mentirte, pero lo haces de forma consciente. He escuchado y leído a escaladores que aconsejan que te engañes a ti mismo con el fin de creer que eres capaz de hacer algo. Incluso aunque esta táctica lograse algún tipo de beneficio a corto plazo, tiene un enfoque absurdo.

Si estás en una vía expuesta, preparándote para hacer el tramo clave, y te dices a ti mismo «tengo una chapa justo en la cara», estás creando de forma intencionada una situación fantasiosa. Puede que logres reducir tu tensión, pero engañarte a ti mismo es el modo más probable de implicarte en riesgos que no son adecuados ni valiosos en último término. LA META NO ES HACERSE SEA COMO SEA CON UNA DETERMINADA VÍA. Es obtener poder personal. Consigue ese poder haciendo incursiones en lo desconocido con la intención consciente de afrontar un riesgo: un riesgo adecuado que le permita aprender, pero que NO LE CAUSE LESIONES ni la muerte. En vez de engañarte a ti mismo inventando una situación falsa y no temible, deberías dirigir toda tu atención a la situación real.

¿Dónde está el seguro anterior? ¿Dónde está el siguiente? ¿Cómo de grande es la caída potencial? ¿Cuántas fuerzas me quedan? ¿Por qué me siento dubitativo o con miedo? Estas cuestiones te permiten aprender de la situación y te conducen a una mejor comprensión, al crecimiento y al poder. Esa es la meta, y no superar el tramo difícil. Has de comprender el riesgo (la realidad de la situación) lo más claramente posible. Engañarte a ti mismo es actuar en contra del proceso.

La experiencia pasada es otra fuente de autoengaño. A menudo, la gente empaña sus percepciones mirando a través de asociaciones de ideas, metáforas y recuerdos, en vez de describir las cosas en el momento. Los escaladores lo hacen todo el tiempo.

¿filtras tu percepción con tus experiencias pasadas o la miras de forma objetiva?

Los recuerdos también pueden contaminar tu objetividad. Las cosas nuevas pueden recordarte otras parecidas que experimentaste en el pasado. Una determinada vía puede recordarte a una con la cual peleaste desesperadamente, el recuerdo de aquella vía tiñe tu percepción de todas las demás y hace que ahora evites ese tipo de vías.

Hay que ser objetivo con las palabras que utilizas en la descripción. Si dices «esta sección de la ruta tiene buenos agarres, pero parece explosiva», no estás siendo objetivo. Buenos es un juicio de valor respecto a los agarres. ¿Qué quieres decir con buenos? Si tu meta es que la vía te suponga un desafio, buenos puede significar que los agarres son pequeños, romos y dificiles de utilizar; pero probablemente hayas querido decir lo contrario. Al decir buenos, enturbias la realidad con deseos e intenciones poco meditadas.

Limítate a los hechos. Una descripción más objetiva sería: «Los agarres parecen planos, de unos cuatro dedos de ancho y una falange de profundo». Recuerda que es importante utilizar las palabras precisas y mantener una objetividad radical. Estás involucrado en una doble búsqueda de información. Por una parte, buscas información relacionada con la roca. Por otra, e igualmente importante, quieres descubrir qué podría haber en tu mente que te está haciendo dubitativo, incompetente o poco preparado.

ANALIZAR EL RETO - VALORACIÓN DEL RIESGO

Analizar significa dividir en partes. Tomado como un todo, un reto de escalada puede ser sobrecogedor. Dividido, se hace más manejable. Cuando te embarques en una escalada, te sumergirás en la experiencia de forma global. Cuando te estás preparando para un reto, puedes dividirlo en partes. La escalada en sí consta de tres partes: la vía, las consecuencias de la caída y el escalador. Analiza la vía antes de escalarla. Primero está la ruta, la vía entera o la sección que estás afrontando, los posibles agarres y los puntos de seguro. Es importante identificar qué tiene la ruta que te desafíe. En segundo lugar están las consecuencias de la caída, las posibles caídas que podrías llevarte desde diferentes puntos de la vía. En tercero, el escalador (tú), las habilidades y capacidades que aportas a la escalada, concretamente aquéllas que te ayudarán a actuar frente al reto de la vía. En el proceso de ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD, nos centramos en definir estos elementos del reto de la escalada. Nos interesa hacer desaparecer las ilusiones y recopilar los hechos útiles.

Extracto de varios libros recopilados en la edición de Arno Illger

Desvanecer los temores

Hay muchos tipos de miedos, esto es lo que vamos a profundizar en esta lección. En esta lección veremos la forma de desvanecer los temores. Los temores vienen en dos variedades: mecanismo de supervivencia y la de ilusión. Los temores de supervivencia nos mueven a actuar, ya sea a través de la lucha contra un desafío o huir de ella. Los temores de supervivencia son útiles porque nos mueven a actuar. Pero también son inútiles, porque la lucha a través de un desafío usa nuestra energía de manera ineficiente y nuestra motivación está en el simple hecho del estrés en lugar de disfrutar de él. Miedos ilusorios son los que nos paralizan los movimientos, sin saber qué hacer. Estos son los que necesitamos desvanecer.

En primer lugar, es útil para entender los miedos ilusorios considerarlos como una falta de atención en el momento. Volviendo a dirigir nuestra atención centrándola en la tarea actual, ayuda a eliminar o disminuir estos temores. Reorientar la atención, en cada momento hacia la tarea actual, es siempre el primer paso para tratar los temores.

A continuación, los miedos ilusorios tienden a crear ambigüedad. Esto se debe principalmente a que no se esta suficientemente comprometido en la situación. Las preguntas pueden surgir porque necesitan ser contestadas. Así ocurre si nos detenemos en la pregunta que nos paraliza el movimiento, sin saber qué hacer. ¿El miedo proviene de la posible caída? ¿Tengo miedo porque va a ser incómodo ejercer todo el esfuerzo necesario? ¿Tengo miedo de caer delante de mis amigos?

Para desvanecer los temores, y responder a estas preguntas, se requiere un compromiso. La adopción de medidas nos saca de nuestras zonas de comodidad. Una vez activada, nuestra atención se centra en la situación real en lugar de la interpretación de la realidad que hace nuestra mente. Pronto sabremos si debemos continuar escalando o retirarnos basándonos en el aumento del estrés y una mayor conciencia de las consecuencias. Para desvanecer los temores ilusorios, por tanto, se requiere del compromiso con la situación.

Fuente: http://warriorsway.com/

viernes, 18 de septiembre de 2015

Cuando duele más el orgullo que los antebrazos


-Iré de primero, puedo hacerlo!!!. Te enseñaré cómo se hace.

Doy unos pasos delicados utilizando unos invertidos y unos laterales para las manos, instalo un buen empotrador y visualizo la siguiente secuencia. Los agarres del próximo tramo vertical no parecen muy definidos ni seguidos. Parece que tendré que instalar protecciones pequeñas. Me digo a mi mismo:
-Ojalá que los agarres fueran más obvios. Me encantaría colocar otro seguro, pero no sé dónde puede quedar bien. Tengo que hacerlo, no me puedo bajar.

Escalo un poco y veo emplazamientos para otro seguro. Mi charla interior continúa: -No sé si voy a llegar. Una caída desde ahí arriba sería peligrosa. Pero tengo que hacerlo. ¿Qué pensaría Brian si ni siquiera lo intento? Al menos tengo que demostrar que lo peleo antes de caerme.

Escalo, ahora con toda la voluntad puesta en recorrer todo ese tramo hasta llegar al probable emplazamiento para el seguro, aunque los siguientes movimientos parecen fáciles. Dudo.
¿Debo arriesgarme? Estoy subiendo mucho, no quiero llevarme un vuelo muy grande. Se me están hinchando los antebrazos y estoy perdiendo el equilibrio. Para sentirme más seguro, me agarro con más fuerza. Tengo que poner algún seguro aquí.

Veo un agujero ancho y saco un empotrador pero no consigo instalarlo. ¿Por qué no habré dejado ir a Brian de primero? Si yo ya abrí la última vía, lo único que quiero es poner un buen seguro.

Me arden los antebrazos y me tiemblan las piernas. Aguanto la respiración. Quiero salir de aquí. ¡Cuidado¡¡¡ le grito a Brian. Aguanto unos segundos intentando no perder el control. Inevitablemente demasiado cansado como para seguir luchando, me doy por vencido y me llevo una caída corta. El empotrador que he puesto abajo aguanta parándome el vuelo e impidiendo que caiga al suelo.

¿Qué es lo que me pasa? ¡Joder!! He hecho un montón de sextos ¿qué me importa esta mierda de vía?

La vía era Super Slab, un 6b+ en El Dorado Springs Canyon, Colorado. Era el año 1977. El libro CLIMB que acababa de salir, estaba lleno de relatos de mies héroes y de la ética radical que regía su escalada: nada de caídas, desde abajo y nada de colgarse en los seguros. Cuando descansaba, vi a unos amigos que se acercaban a nosotros. “Brian” dije en voz baja “no les digas que me he caído”.

Este no fue uno de mis mejores momentos, pero ahora me doy cuenta de que no era tan poco habitual. Quizás puedas distinguir en este relato los elementos de mi pensamiento que y de mi escalada que limitaban mi progresión….

Prefacio de Guerreros de la Roca

By Arno Ilgner

viernes, 4 de septiembre de 2015

Aprende a convertir tus miedos en tus metas


Desde joven recuerdo mi dedicacion al deporte... gimnasia, carreras, patines, natación, baile, senderismo, piraguismo, motos, equitación... y un largo etc... pocos palos me quedan por tocar.

Llevar mi fisico al limite y sentirme libre, capaz, y pleno, pero siempre solo, es difícil encontrar quien te siga en tu locura, la locura y la libertad a veces se traduce en libertad.

Daría lo que fuera por tener amigos que vinieran a apoyarme, mis padres, mi pareja.... imaginas lo que sería eso? Dedicarles mis victorias, mis triunfos y además que fueran mi colchón en mis fracasos,  mi bálsamo, mis incondicionales.

Pero nunca lo tuve... mi suerte era otra, es otra... si algo deseas, anímate tú y apoyate tú.... tú eres tu amigo, tu apoyo, tu victoria y tu fracaso.Dependes sólo de tí.

Dominaba mi cuerpo a la perfección, el yoga, el baile, la meditación y la montaña me mantenían físicamente.
Pero y mi mente??? Quien dominaba mi mente??
Físicamente iba a tope pero quién entrenaba mi mente?


Que hacer cuando me sentia sin ganas sin fuerza.....Pues la verdad no lo supe... aquella época me faltaba el aliento y el apoyo de mis seres queridos y no lo tenía.

Comencé a acercarme al mundo de los deportes de contacto había niños muy jóvenes que peleaban y que luchaban por estar en lo más alto de la élite del boxeo o el Muay Thai, yo vi que me pedían consejos me sentía parte de su familia, los cuidaba y corregía en lo que yo podía y al final decidí apoyarlos y animarlos, ser parte de su equipo.

Respaldada siempre por un amigo psicólogo en mi hazaña, más tarde hice algunos cursos de psicoterapia, Pnl, control del miedo, gestión de las fobias y adicciones, etc.....

A los 5 años así deja que el mundo de los deportes de contacto me había consagrado como mental coach lo que ellos llamaban entrenador mental. Consideré que ya era momento de retirarme, pues mis objetivos los había conseguido, ayudar a mis chicos a llegar a lo más alto en el ring....

Muchos de los campeoness han seguido mis consejos.. he ayudado a mucha gente a conseguir sus metas y sus objetivos y lo que es más importante les he ayudado a disfrutar del camino mientras lo consiguen. No puedo pedir más. 


Esto forma parte de mi historia y fue la puerta de enlace hacia el mundo de la escalada... tenía que buscar nuevos objetivos, nuevas metas... y como tenía un amigo escalador pues decidí arrimarme a ver qué se cocía.
Comencé a escalar  y a juntarme con escaladores, a leer libros de escalada, alpinismo y montañismo, a vivir y sentir la roca y la montaña y un día llegó a mí un libro, el libro de Arno Ilger.
 

En él, el mismo comenta que lo ha redactado através de lecturas e informaciones de otros libros de autoayuda y budismo, y es genial, porque me sonaba todo!! me lo sabía a la perfección, me recordó mucho a varios libros de motivación y superación que había leído, y de eso precisamente trataba...

Nombrando este mismo a grandes pensadores escritores gurús guías espirituales en el mundo del crecimiento personal, el New Age, me encantaron los libros y como enfocaba su trabajo de mental coach hacia la escalada.

Así es cómo comenzó el blog de la salamandra.


Una idea surgida gracias a compañeros del camino, a los libros, a la montaña, a las necesidades mías y a las necesidades de los demás.
El inicio de una ascensión maravillosa.
Deseo que nos sirva este blog de utilidad a todos, que sea nuestra muleta en los momentos de apoyo,  y espero con todo el amor y el respeto vuestros comentarios y aportes.


Muchas Gracias y Bienvenidos a esta nueva aventura.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

El Pensador Compulsivo

No se puede cambiar a la gente, sólo podemos mostrarles un camino y luego hacer q tengan ganas de seguirlo. La elección es suya.

El pensador compulsivo, es decir, casi toda la gente, vive en un estado de aparente separación, en un mundo locamente complejo de continuos problemas y conflictos, que refleja la galopante fragmentación mental.

La iluminación es un estado de totalidad en el que estás «unificado», y por lo tanto estás en paz.
Eres uno con la vida en su aspecto manifestado, el mundo, y también con el yo profundo y la vida no manifestada: eres uno con el Ser.

La iluminación es el final del sufrimiento y del conflicto continuo, tanto interno como externo, pero además es el final de la horrible esclavitud que produce el pensamiento incesante. ¡Es una liberación increíble!
Identificarse con la mente crea una pantalla opaca de conceptos, etiquetas, imágenes, palabras, juicios y definiciones que bloquean toda verdadera relación Entonces te olvidas del hecho esencial de que, debajo del nivel de las apariencias físicas y de las formas separadas, eres uno con todo lo que «Es».

Cuando digo «te olvidas», quiero decir que ya no puedes «sentir» la unidad como una realidad evidente en sí misma. Puedes «creer» que es verdad, pero ya no «sabes» que es verdad. Y una creencia puede ser reconfortante, pero sólo cuando la experimentas llega a ser liberadora. Pensar se ha convertido en una enfermedad. La enfermedad se produce cuando las cosas no están en equilibrio.

Crees que tú «eres» tu mente. Ése es el engaño. El instrumento se ha apoderado de ti.¿Puedes liberarte de tu mente cuando lo deseas? Si la respuesta esnegativa, significa que tu mente te está utilizando a ti. Estás identificado con ella inconscientemente, y ni siquiera sabes que eres su esclavoEs como si estuvieras poseído. La libertad comienza cuando te das cuenta de que no eres la entidad posesora, el pensador. Saber eso te permite observar la entidad. En el momento en que empiezas a«observar al pensador», se activa un nivel de concienciasuperior.

Entonces empiezas a darte cuenta de que hay un vasto reino de inteligencia más allá del pensamiento, y de que el pensamiento sólo es una pequeña parte de esa inteligencia. También adviertes que todas las cosas verdaderamente importantes –la belleza, el amor, la alegría– surgen de más allá de la mente. Empiezas a despertar

Autor: Eckhart Tolle