martes, 22 de septiembre de 2015

Escalada responsable, limpiar tu mente del pasado.


Limpiar tu mente del pasado y de los sutiles hábitos del engaño ayuda a tener una mirada nueva para recopilar información útil que te ayude a escalar. Vamos a centrarnos en recopilar esa información.

La habilidad de los escaladores para resolver problemas presenta una gran variedad de defectos. Muchas veces reaccionamos de forma excesiva ante un obstáculo inesperado antes de estar seguros de lo que implica ese obstáculo. Tendemos a desear que la situación fuera diferente, en vez de concentrarnos en qué podemos hacer dadas las circunstancias.

Para ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD de asumir un riesgo, tenemos que saber qué estamos asumiendo. En la escalada estamos con demasiada frecuencia bajo el dominio del miedo fantasma, un miedo vago y molesto de origen desconocido. Puede que semejante miedo no tenga una base real. O al contrario, puede que el miedo indique un peligro real. En cualquier caso, el miedo tiene un valor protector LIMITADO, a no ser que podamos identificar el peligro específico que lo está provocando.

Normalmente, el miedo fantasma es simplemente un miedo general ante lo desconocido, al mundo exterior a nuestra zona de confort.

El miedo fantasma hace que afrontar un riesgo conlleve un esfuerzo. Esto es beneficioso hasta un punto, porque sin esa resistencia a afrontar riesgos, podríamos estar escalando octavos sin cuerda y matándonos. Sin afrontar riesgos, en cualquier caso, nunca podremos aprender nada, ni ampliar nuestra zona de confort y progresar. Para afrontar los riesgos adecuados, y hacerlo bien, tenemos que debilitar el MIEDO FANTASMA.

Por su propia naturaleza, el miedo fantasma no se puede analizar directamente. Es un fantasma. Aparece cuando tu información sobre un peligro es demasiado vaga, y crece cuando te fijas en él. Puedes disminuir el miedo fantasma mejorando tu comprensión del riesgo y describiendo la situación de forma objetiva. Mirar la situación de forma positiva y analizando todos los beneficios de la misma.

Muchos utilizamos un esquema de justificación para excusarnos a nosotros mismos ante la severidad de nuestras creencias. Una persona corriente es bastante creativa con las pequeñas justificaciones que llega a inventar para convencerse a sí misma de que sus acciones están dentro de los límites de su ideología. Pero si nos confrontamos de forma rigurosa con nuestras palabras y acciones, sabemos que estamos mintiendo. Hace falta una honestidad escrupulosa para darse cuenta de esto. Para limpiar todo el sistema, hay que eliminar las pequeñas mentiras de nuestra vida diaria.

Si dejas de mentirte a ti mismo te dejarás de mentir acerca de tu escalada, de por qué no estiras, o de por qué dejaste que tu compañero fuera de primero en tu lugar. Pasas a aceptar la realidad, y la realidad es una maestra más eficaz que la ilusión.

Engañarte a ti mismo es igual que mentirte, pero lo haces de forma consciente. He escuchado y leído a escaladores que aconsejan que te engañes a ti mismo con el fin de creer que eres capaz de hacer algo. Incluso aunque esta táctica lograse algún tipo de beneficio a corto plazo, tiene un enfoque absurdo.

Si estás en una vía expuesta, preparándote para hacer el tramo clave, y te dices a ti mismo «tengo una chapa justo en la cara», estás creando de forma intencionada una situación fantasiosa. Puede que logres reducir tu tensión, pero engañarte a ti mismo es el modo más probable de implicarte en riesgos que no son adecuados ni valiosos en último término. LA META NO ES HACERSE SEA COMO SEA CON UNA DETERMINADA VÍA. Es obtener poder personal. Consigue ese poder haciendo incursiones en lo desconocido con la intención consciente de afrontar un riesgo: un riesgo adecuado que le permita aprender, pero que NO LE CAUSE LESIONES ni la muerte. En vez de engañarte a ti mismo inventando una situación falsa y no temible, deberías dirigir toda tu atención a la situación real.

¿Dónde está el seguro anterior? ¿Dónde está el siguiente? ¿Cómo de grande es la caída potencial? ¿Cuántas fuerzas me quedan? ¿Por qué me siento dubitativo o con miedo? Estas cuestiones te permiten aprender de la situación y te conducen a una mejor comprensión, al crecimiento y al poder. Esa es la meta, y no superar el tramo difícil. Has de comprender el riesgo (la realidad de la situación) lo más claramente posible. Engañarte a ti mismo es actuar en contra del proceso.

La experiencia pasada es otra fuente de autoengaño. A menudo, la gente empaña sus percepciones mirando a través de asociaciones de ideas, metáforas y recuerdos, en vez de describir las cosas en el momento. Los escaladores lo hacen todo el tiempo.

¿filtras tu percepción con tus experiencias pasadas o la miras de forma objetiva?

Los recuerdos también pueden contaminar tu objetividad. Las cosas nuevas pueden recordarte otras parecidas que experimentaste en el pasado. Una determinada vía puede recordarte a una con la cual peleaste desesperadamente, el recuerdo de aquella vía tiñe tu percepción de todas las demás y hace que ahora evites ese tipo de vías.

Hay que ser objetivo con las palabras que utilizas en la descripción. Si dices «esta sección de la ruta tiene buenos agarres, pero parece explosiva», no estás siendo objetivo. Buenos es un juicio de valor respecto a los agarres. ¿Qué quieres decir con buenos? Si tu meta es que la vía te suponga un desafio, buenos puede significar que los agarres son pequeños, romos y dificiles de utilizar; pero probablemente hayas querido decir lo contrario. Al decir buenos, enturbias la realidad con deseos e intenciones poco meditadas.

Limítate a los hechos. Una descripción más objetiva sería: «Los agarres parecen planos, de unos cuatro dedos de ancho y una falange de profundo». Recuerda que es importante utilizar las palabras precisas y mantener una objetividad radical. Estás involucrado en una doble búsqueda de información. Por una parte, buscas información relacionada con la roca. Por otra, e igualmente importante, quieres descubrir qué podría haber en tu mente que te está haciendo dubitativo, incompetente o poco preparado.

ANALIZAR EL RETO - VALORACIÓN DEL RIESGO

Analizar significa dividir en partes. Tomado como un todo, un reto de escalada puede ser sobrecogedor. Dividido, se hace más manejable. Cuando te embarques en una escalada, te sumergirás en la experiencia de forma global. Cuando te estás preparando para un reto, puedes dividirlo en partes. La escalada en sí consta de tres partes: la vía, las consecuencias de la caída y el escalador. Analiza la vía antes de escalarla. Primero está la ruta, la vía entera o la sección que estás afrontando, los posibles agarres y los puntos de seguro. Es importante identificar qué tiene la ruta que te desafíe. En segundo lugar están las consecuencias de la caída, las posibles caídas que podrías llevarte desde diferentes puntos de la vía. En tercero, el escalador (tú), las habilidades y capacidades que aportas a la escalada, concretamente aquéllas que te ayudarán a actuar frente al reto de la vía. En el proceso de ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD, nos centramos en definir estos elementos del reto de la escalada. Nos interesa hacer desaparecer las ilusiones y recopilar los hechos útiles.

Extracto de varios libros recopilados en la edición de Arno Illger

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